Recientemente he visto la película "Pago Justo", en la que se recrea un hecho histórico, la huelga que protagonizaron las mujeres trabajadoras de la empresa de automóviles Ford, allá por los años 50, cuando un grupo de costureras, dedicadas a fabricar fundas para los asientos de los vehículos, se pusieron en huelga reclamando igualdad de salarios para mujeres y para hombres, pues entonces su salario era bastante reducido, además de una calificación acorde a su puesto de trabajo, que requería de ciertos conocimientos y estaba catalogado como "trabajo sin cualificación".
En una escena de la película, el marido de la protagonista, que se encuentra sin poder trabajar a causa de la huelga iniciada por su mujer, ya que él también trabaja en la Ford y, si no hay asientos para el vehículo, los coches no pueden seguir fabricándose, le dice a su esposa algo así:
"Soy un buen hombre, me ocupo de los niños, nunca alzo la voz y jamás os he levantado la mano a tí ni a los niños", a lo que la mujer le responde: "Así es como debe ser".
Y efectivamente, así es como debe ser. Ningún hombre debe maltratar a su mujer, ni física ni verbal ni psicológicamente, y asimismo, tampoco una mujer debe maltratar a un hombre de ninguna forma.
Si hay discusiones, se arreglan hablando, pero jamás con la violencia. Si una mujer le es infiel a su marido, pues se separan o se divorcian o lo que sea. El mundo está lleno de hombres y mujeres solteros en busca de pareja. Si un matrimonio sufre una crisis de entendimiento que no tiene solución, lo mejor es decir adios y empezar nueva vida junto a otra persona.
Nunca podré entender el maltrato. Si entiendo que una persona, en un arranque de furia, pueda soltar su mano y darle una bofetada a su pareja, por un momento de furia ciega. Y aún así, hay medios para evitarlo. Pero de ahí a golpear con saña y repetidas veces, o incluso esperar a una ex pareja en el portal de su casa para agredirle o algo peor, hay una gran diferencia.
Por eso, mi consejo para hoy es: hablad, y pensad antes de decir nada. Cuando esteis discutiendo con vuestra pareja, analizad las causas de esa discusión y buscad lo más rápidamente una solución conjunta, que no degenere en violencia verbal ni física.
Nadie está por encima de nadie, tened eso claro.
Lo lógico es que en casa, cada quien ayude a la otra persona, en las labores del hogar y, si es menester, en aquello que su pareja necesite.
Así es como debe ser. Y por supuesto, también reivindico la igualdad de salarios entre hombres y mujeres.
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