viernes, 27 de febrero de 2015

Zapeando entre la vida y la muerte

Ayer jueves, 26 de febrero, emitieron por televisión simultaneamente, un episodio de "Cuéntame Cómo Pasó" en la 1, y una gala de elección de Drag Queen en una ciudad de las Islas Canarias, en la 2.

Me apetecía ver las dos cosas, y fue curioso. Iba zapeando de un canal a otro y, mientras en la 2 se celebraba un espectáculo lleno de color, risas, música y alegría, en definitiva, un canto a la vida, en la 1 el episodio de "Cuéntame" fue un homenaje a la memoria del actor Roberto Cairo, recientemente fallecido, en el que Imanol Arias hacía un emotivo monólogo ante una urna que contenía las cenizas de Desi, el personaje que el actor interpretaba en la serie.

El contraste era grande, y como en otras situaciones, empecé a reflexionar.

Nuestra vida podría asemejarse a un zapping. Vivimos una situación, pongamos por ejemplo, alegre, nos encontramos con amigos haciendo chistes, tomando algo y echando unas risas, y de pronto nos llega la noticia de que ha fallecido alguien querido.

Inmediatamente nuestro semblante cambia y, de una situación alegre, zapeamos hacia una experiencia más triste. Al día siguiente podemos zapear a una situación de furia, si nos cabreamos por cualquier situación, a una situación de miedo si nos enfrentamos a un individuo peligroso, como un ladrón que quiera atracarnos, o a un pago inminente que, de no poder afrontar, nos llevará a perder la casa. Quizá nos sorprenda el recuerdo de algo que vivimos en nuestra infancia, algo lejano, y el zapeo será hacia la nostalgia, o hacia la preocupación por otras personas si vemos que les llega una situación desagradable que nosotros no podemos resolver.

Cada día pasamos por diversos zappings emocionales, de nosotros depende si nos gusta o no lo que vivimos, pero ¿podríamos controlar ese zapeo? ¿Es posible permanecer alegre en una situación desagradable? ¿Es posible permanecer sereno en una situación en la que los nervios sean susceptibles de alterarse? 

Mi consejo para hoy es el siguiente: tratad de no veros excesivamente alterados por ninguna situación, da igual que sea beneficiosa o perjudicial. Si os toca la lotería, no estéis excesivamente alegres, y si perdéis a un familiar, no estéis excesivamente tristes. Es difícil contener las emociones, pero una persona que consigue equilibrarlas, también conseguirá equilibrar más su mente, y por efecto, también su vida.

lunes, 9 de febrero de 2015

Un burro con un palo metido en el culo persiguiendo una zanahora

Dado que en estos tiempos hablar de política es lo normal, lo más común, voy a dar mi opinión, por si le importa a alguien.

Para mí, la política actual la veo como un burro con un palo metido en el culo persiguiendo una zanahoria. Me explico.

A un burro le pones orejeras, para que no vea nada más que lo que tiene delante, y en la cabeza le atas un palo con una zanahoria en el extremo. El burro comenzará a caminar intentando alcanzar la zanahoria, pero por mucho que camine, no la alcanzará, aunque siga empeñado en hacerlo, y mientras tanto, le podrás meter un palo en el culo, y él seguirá persiguiendo la zanahoria, porque para él, es lo único que hay, no ve nada más, porque está cegado al resto de su entorno.

En política pasa lo mismo. Muchas personas ven ante sí una zanahoria, que representa las promesas de los partidos políticos que han gobernado hasta ahora y pretenden seguir haciéndolo, una zanahoria que muchas personas perseguirán como burros, sin alcanzarla nunca porque no será más que eso, promesas que nunca se cumplirán.

Pero mientras tanto, esos partidos les están metiendo un palo por el culo, representado en forma de recortes en sanidad, educación, cultura, copago sanitario, recortes en ayudas a desempleados y personas dependientes, bajada de sueldos, subida de impuestos, en fin, lo que todos conocemos, pero no se recortan un céntimo de sus sueldos de más de 5000 euros al mes, ni del Senado, ni de coches oficiales, ni de dietas, ni de asesores, etc.

Pero esos posibles votantes siguen confiando en esa zanahoria, y seguirán votando a esos partidos, porque están cegados, no ven las alternativas que tienen a su alrededor, porque los partidos tradicionales les ciegan con promesas falsas y con críticas a las demás propuestas, tratan de meter miedo a sus votantes con cosas como "nosotros somos los mejores y los demás son el coco" "si votáis a otros que no seamos nosotros, vendrán Venezuela y Bolivia a quitaros lo poco que tenéis", cuando han sido ellos y siguen siendo ellos los que han provocado el desastre económico y la ruina de miles (tal vez millones) de familias.

Así que mi consejo para hoy es el siguiente: aquellas personas que aún sigan pensando "voy a votar al partido que ha estado gobernando estos últimos años o los anteriores", quitaos la venda, ved las demás alternativas, estudiad sus programas, quién sabe, puede que alguno de esos partidos os saque el palo del culo y os acerque la zanahoria.

miércoles, 4 de febrero de 2015

El camino de baldosas amarillas

Hoy por la mañana he visto un trozo de la película "El Mago de Oz", el clásico que protagonizó Judy Garland. En la película vemos como Dorothy quiere llegar hasta la torre del mago para que le ayude a volver a Kansas, su tierra natal. Pues bien, para llegar a dicha torre solo tiene que seguir un camino de baldosas amarillas, que más adelante se bifurca, pero todas las desviaciones terminan llevando al mismo lugar. 

Esto sería muy útil en la vida real. En nuestra vida recorremos un camino de continuas bifurcaciones, siempre tenemos alguna decisión que tomar. ¿Qué quiero estudiar? ¿En qué me gustaría trabajar? ¿A qué partido votar? ¿Qué regalo comprar? ¿Qué decirle a esa persona que me atrae para que me preste atención? ¿Cómo solucionar este o aquel problema?

Pero no hay un camino de baldosas amarillas ni de ningún otro color que nos indique el camino correcto. Y creo que sería lo mejor. ¿De qué sirve que te den dos caminos a escoger si uno te conduce a la muerte? ¿No sería mejor que nos dejasen el recorrido claramente indicado?

Tal vez nuestra vida fuera distinta si supiésemos siempre cuál es la decisión correcta. Pero no, tenemos que fiarnos de nuestra razón, nuestro corazón o nuestro instinto, y no siempre vamos a estar acertados.

Por eso, mi consejo para este artículo es el siguiente: Antes de tomar una decisión, pensad bien todas las posibles consecuencias de dicha decisión. Imaginad que ocurriría si escogiéseis un trabajo, estudio o regalo determinado, si dijéseis determinada frase a una persona, si votárais a un partido en concreto o si decidiérais resolver un problema de esta o aquella manera. Imaginad el proceso que podría seguir una u otra decisión, y luego actuad en consecuencia. Tal vez os equivoquéis, pero es mejor pensar antes de actuar, en lugar de actuar a lo loco, sin importarnos los efectos.

Algún día, la muerte nos sacará de este mundo, y después ya no tendremos decisiones que tomar. Solo espero que más allá, si es que hay un más allá, nos espere un camino no de baldosas amarillas, sino doradas, de oro, que nos lleve al mejor lugar donde eso que llamamos nuestra alma pueda descansar en paz.