viernes, 16 de mayo de 2014

Somos la hierba

Siempre que veo una película de kaiju eiga, ese género japonés en el que monstruos gigantes como Godzilla, Mothra, Gidorah, Rodan, etc, se dan de tortas en una ciudad, me acuerdo de un proverbio africano que dice "Cuando los elefantes luchan, la que sufre es la hierba". Porque efectivamente, cuando esos monstruos pelean, acaban con media ciudad destrozada y unos cuantos ciudadanos pisoteados.

Trasladando esto a nuestro país tenemos dos elefantes (más bien diría dinosaurios, porque su ideología es prehistórica) llamados PSOE y PP. Ambos luchan constantemente cara al público por ver quién insulta más y mejor al otro, por intentar arrebatarse escaños, por intentar convencer a unos votantes (que no son idiotas) de que con ellos todo va a ir muy bien. Y sí, sí que va bien. Para ellos.

Pero no solo luchan entre sí. También luchan consigo mismos. En cualquier sede del PSOE o del PP, por pequeña que sea (y esto lo digo por experiencia) cuando tienen que escoger un cargo de cierta responsabilidad, hay auténticas puñaladas en la espalda. Es decir, que en realidad lo único que quieren es llegar a un puesto importante para ganar una pasta y tocarse las narices. Y a los que les han votado, que les den.

Y mientras esto sucede, nosotros, los votantes, somos la hierba. Esa hierba que intenta esquivar los patadones de los elefantes pero acaba por ser machacada sin posibilidad de defenderse. Y así estamos, machacados por las políticas del PSOE y el PP. Sin una sanidad igual para todos, sin una educación igual para todos, sin poder casi ni comer en algunos casos, con un IVA que cada día sube más y unos sueldos que cada día bajan más. Sin casi ayudas para los desempleados, con pensiones que apenas suben, mientras los precios se disparan y no paran.

¿Cuánto tiempo seguiremos siendo la hierba? El año que viene hay elecciones. De nosotros depende seguir siendo la hierba o ser los elefantes, los que controlemos el cotarro. Porque el pueblo es el que contrata a sus políticos, con los votos. El pueblo es el que paga a sus políticos, con los impuestos. Y por tanto, el pueblo es el que manda. Ahora y siempre. No olvidemos eso. Nuestros votos pondrán en el gobierno a gente honrada y trabajadora. O si lo preferís, a los mismos dinosaurios que desde la prehistoria vienen pisándonos y machacándonos. De nosotros depende.

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