Esa es mi profesión: el diseño gráfico. Me encanta todo aquello que conlleve cierta creatividad, el cine, el teatro, el ilusionismo, el humor, los inventos, las ideas de futuro, y el diseño gráfico es una de esas actividades creativas.
El diseño de un logotipo, un folleto, un cartel, revista, libro, página web, etc, se ve muy sencillo desde afuera, solo es cuestión de colocar textos y fotos. Pero realmente es más complicado de lo que parece.
El ser humano distingue, muchas veces de forma intuitiva, un diseño mal hecho de uno bien hecho por cómo están dispuestos los elementos, por el tipo de letra utilizado en el texto, por la redacción de ese texto, por la combinación de colores, por la nitidez de las imágenes, por el contenido de esas imágenes, etc.
Un buen diseñador debe tener en cuenta todo eso, pero además debe saber a qué público, a qué cliente potencial va dirigido ese diseño, pues no todos los sectores de clientes son atraídos por el mismo tipo de diseño. Los jóvenes se interesan más por un diseño dinámico, juvenil, extrovertido, mientras que los adultos optan más por diseños serios, elegantes, tranquilos, y los niños, por supuesto, se fascinan con personajes de dibujos y mucho colorido.
También es importante la actividad a la que se dedica la empresa, pues no es igual el diseño de un restaurante que el de una clínica dental, o el de una guardería que el de un hipódromo.
Otra de las características que hay que tomar en cuenta es la tendencia en modas y diseños de cada época. Los diseños de los años 80 no son tan llamativos ahora en el nuevo siglo, y probablemente habrían sido muy extraños en los años 60. Cada época tiene sus tendencias.
Y por último está el gusto personal de cada cliente. Muchos clientes no se adaptan a lo que tú les hagas, te piden un diseño determinado, unos colores o unas fotos que quieren incluir en el trabajo, y a veces hay que aceptar hacer un diseño horrible (ejemplo: una tarjeta de visita con cuatro fotografías de cochinillos y pollos asados más nombre de empresa, dirección, teléfono y cuenta de correo electrónico, todo en la misma cara).
Todas esas cosas (y muchas más) se deben tener en cuenta a la hora de hacer un diseño, y no se puede hacer sin haber visto muchos diseños y sin haber creado muchos diseños. La creatividad proviene de uno mismo, pero se deben tener muchas referencias visuales y estar al tanto de las últimas novedades y tendencias. El diseño, al igual que muchas otras profesiones, es un aprendizaje continuo.
De modo que si queréis un diseño profesional, podéis contar conmigo.
Contactad en el email magoxulin@gmail.com
Gracias a todos/as mis futuros/as clientes/as.
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