miércoles, 30 de abril de 2014

La mosca cojonera

Ayer tuve un problema con el ordenador. Me funcionó durante toda la mañana perfectamente, por la tarde lo apagué, al llegar a casa lo volví a encender y no me arrancaba el sistema operativo. Lo llevé a la tienda y me lo abrieron para descubrir que un tornillito no cerraba bien la sujeción del disco duro, con lo que éste se desplazaba un poco hacia atrás y no era leido por el cabezal, con lo cuál no podía ser encontrado.

El de la tienda me quitó ese tornillo diminuto, lo cambió por otro, configuró un par de cosas y problema arreglado.

¿Qué reflexioné de este hecho? Que a veces una cosa o una persona en apariencia insignificante, diminuta, minúscula, sin aparente importancia, te puede destrozar. Y de la misma manera, la persona más insignificante, diminuta, minúscyla y sin aparente importancia, puede cambiar el mundo si se lo propone.

Por un lado, aquel tornillo fue una mosca cojonera, ya sabéis, esas cosas y personas que se meten en medio de un asunto y lo vuelven todo del revés desde su aparente fragilidad. Pero también existen moscas no cojoneras, que pueden acabar con un régimen establecido, con un gobierno dictatorial, con una sociedad intolerante.

Al igual que Rosa Parks, la mujer de raza negra que, en plena época del racismo exacerbado se negó a ceder el asiento en que estaba sentada a un joven, simplemente porque él era de raza blanca, en un autobús urbano, cuando todas las personas de color tenían prohibido sentarse en asientos reservados para blancos, por la sociedad de entonces, y su en apariencia insignificante acción provocó una oleada de protestas lideradas por el mítico Martin Luther King que llevó a la abolición de los actos discriminatorios en lugares públicos.

De la misma forma, cualquiera de nosotros, si se lo propone y convence a suficientes personas, puede cambiar nuestra política, nuestra sociedad, y crear un mejor futuro para todos, acabando con la hegemonía, partitocracia (o palabros similares) de la política actual.

La pregunta es: ¿hay alguien que se atreva?

martes, 29 de abril de 2014

Un trabajo no es un premio

Hace unos meses participé en un concurso en el que necesitaban un Papá Noel para un centro comercial. El ganador del concurso-casting se llevaría como premio 1200 euros, pero para ello debía estar durante la campaña de Navidad disfrazado de Papá Noel, haciéndose fotos con la gente, repartiendo caramelos y folletos. Es decir, que cobraría 1200 euros por hacer un trabajo.

Pero te lo vendían como si el trabajo fuese un premio. Y no es así.

Vemos en televisión que, actualmente, cuando alguien consigue un trabajo, llora y lo celebra como si le hubiese tocado la lotería. A esos extremos hemos llegado. Cuando lo normal es que todos tengamos un trabajo, porque forma parte de la vida, hay que trabajar para ganarse un sueldo digno y vivir, eso no es ningún premio.

Pero gracias a la nefasta labor de los gobiernos en este país, es lo que nos queda. Celebrar que encontramos trabajo como si nos tocasen millones en la primitiva.

Un gobierno que merezca ese nombre debe gestionar los recursos de un país de forma correcta, consiguiendo que cada ciudadano tenga acceso a un trabajo, una vivienda, un sueldo apropiado, en resumen, una vida que vivir.

Deberíamos celebrar únicamente la suerte en un sorteo. Porque trabajar no es un premio, es un derecho y un deber. Todos necesitamos trabajar y todos debemos trabajar, ser productivos.

Puede que a alguien le toque un premio en un sorteo, muchos miles o millones de euros. Puede permitirse no trabajar y vivir la vida gastándose todo el dinero, pero eso no es el común de las personas. No todos somos millonarios. Y aunque lo fuésemos, hay que ser productivos igualmente. Alguien tiene que elaborar el pan, cuidar los animales que después formarán parte de nuestra alimentación, cazar, pescar, poner instalaciones eléctricas, conducir vehículos como taxis, autobuses, trenes, atender y curar enfermos, vigilar la seguridad de las personas, etc.  Y, también, gestionar los recursos del país.

Y si nadie trabajase no tendríamos comida, ni seguridad, ni regulación de la circulación, ni entretenimientos, ni sanidad, ni educación, ni habría quien nos reparase las averías caseras, ni nada de nada.

Por lo tanto, es imprescindible que trabajemos, en algo que nos guste y que sea productivo. No tiene porque ser un trabajo desagradable para nosotros o mal pagado. Hay gente que disfruta haciendo su trabajo.

Esa es la clave, buscar lo que nos gusta, trabajar en lo que nos hace sentirnos bien y, además, ganar dinero con ello. Ese es el único secreto. Así de fácil.

Buscad vuestra área de trabajo, vuestra afición, hobby, actividad favorita. Buscad mercado para esa actividad y poneos en marcha. Es difícil porque hay mucha competencia, pero con creatividad siempre se puede encontrar un hueco.

Pero recordad, trabajar es algo que todos merecemos tener y debemos realizar. No es un premio. Por mucho que este gobierno nos quiera vender como un premio el que se reduzca el paro. Al contrario. Es lo que tiene que pasar. Que el desempleo se termine y todos tengamos un trabajo digno.

Mientras eso no suceda, no estamos para celebraciones.

lunes, 28 de abril de 2014

Un limón y medio limón

Juan Antonio Castillo fue integrante del grupo Pabellón Psiquiátrico allá por los 80. Poco después intentó sacar adelante su carrera en solitario bajo el nombre de Juan Antonio Canta, pero de aquella carrera solo se popularizó una canción, titulada "Los 40 limones", que muchos recordaréis, aquella que decía en la letra "un limón y medio limón, dos limones y medio limón, etc".

Pues bien, el éxito de aquella canción que interpretó por primera vez en otro exitoso programa de la época "Esta Noche Cruzamos el Mississippi", le ayudó a sacar su primer disco en solitario. Pero como ya dije solo se hizo conocido por la canción de los limones, la más comercial de todas y la que tenía menos mensaje trascendental. Ello llevó al cantante a sumirse en profundas depresiones hasta que un día, con 30 años, apareció ahorcado en el trastero de su casa.

¿Qué nos dice esto? Que en este país triunfa siempre lo cutre, lo pegadizo, lo superficial, y por eso triunfan partidos políticos como el PSOE o el PP, porque hablan mucho, prometen mucho y hacen mucha parafernalia de cara al público. Mucho mitín con circo de banderitas e insultos a los partidos contrarios, pero después, cuando ya han ganado las elecciones, se tumban a la bartola 4 años, hacen las reformas que son necesarias para que ellos no dejen de cobrar sus más de 5000 euros al mes (lo que significa perjudicar siempre al que menos tiene para beneficiar al que ya está forrado) y se olvidan de los ciudadanos que les han votado.

Esto significa que en este país siempre habrá un Juan Antonio Canta con muchas cosas que decir, pero que nadie querrá oír. Ahora, que si escribes una letra estúpida como Aserejé, Sopa de Caracol, El Tiburón, La Barbacoa, etc, la gente bailará, cantará, se olvidará de los problemas verdaderos y el cantante ganará una pasta. Pero si quieres que alguien escuche tu mensaje, mejor vete de este país o camufla tus mensajes en letras románticas como las de Alejandro Sanz o perversas como las de Joaquín Sabina o nostálgicas como las de Serrat, tres cantantes que sí merecen la pena, tres S que me gustaría ver juntas en una gira. Ya lo hicieron Serrat y Sabina, pero todavía les falta un tercer sumando, que es Sanz. Ojalá algún día se haga realidad.

A lo que iba: en este país siempre triunfará lo cutre, lo superficial y lo intrascendente. Solo un consejo: preguntáos qué queréis para este país. ¿Queréis un futuro o queréis un circo? ¿Queréis soluciones o queréis distracciones? ¿Queréis un país o queréis un Sálvame Deluxe?

Pues pensáos bien lo que queréis, porque el próximo año hay elecciones en este país. Yo ya sé a quíén no votaría Juan Antonio Canta.

Y aquí podéis escuchar su famosa canción, la única por la que se hizo conocido y que, casualmente, es la que menos tenía que decir:
https://www.youtube.com/watch?v=CtDoDEo4VUk

viernes, 25 de abril de 2014

¿Imprescindibles o prescindibles?

Os propongo un ejercicio de evaluación, investigación y reflexión.

Pero antes un par de definiciones de la RAE:
Imprescindible: De que no se puede prescindir. Necesario, obligatorio.
Prescindible: De aquello de que se puede prescindir o hacer abstracción.

Ahora quiero que evaluéis y os respondáis estas preguntas:

¿La sanidad es imprescindible para el buen funcionamiento de la sociedad española?
¿La educación es imprescindible para ese mismo objetivo?
¿Y la cultura, es imprescindible?
¿Los coches oficiales de los políticos son imprescindibles para el buen funcionamiento de la sociedad española?
¿Los asesores del gobierno y la oposición son imprescindibles?
¿Y el Senado, es imprescindible?

Una vez os hayáis respondido estas cuestiones, investigad cuánto han recortado este gobierno y los anteriores en sanidad, educación y cultura (sin contar otras cosas como pensiones, salarios, ayudas a dependientes, etc) e investigad también cuánto han recortado en el Senado, en coches oficiales y en asesores.

Y después reflexionad sobre a qué partido político votaréis en las próximas elecciones generales.

martes, 22 de abril de 2014

El cojín de hablar

El otro día estaba viendo un episodio de la serie "Breaking Bad", en el que la familia del protagonista se reunió para tratar unos asuntos y utilizaban un cojín para darse el turno de palabra. A ese cojín le llamaban "el cojín de hablar".

Una persona agarra el cojín, expone sus problemas o motivos de los que quiera hablar, y los demás escuchan y, como mucho, responden afirmativa o negativamente y hacen preguntas escuetas. Seguidamente la persona pasa el cojín a otra y el proceso es el mismo, hasta que todos han dicho todo aquello que necesitaban decir.

Sin llegar a ese sistema, lo cierto es que, actualmente, muchas familias no hablan apenas entre sus miembros. El niño llega a casa y la madre le pregunta ¿qué tal el cole? Su respuesta: bien. Y seguidamente se va a su habitación a hacer los deberes, a jugar con la consola, a leer o a lo que sea.

Esa es toda la comunicación del día. A la hora de la cena el chico se pone a la mesa, cena y vuelve a su habitación o sale con sus amigos de marcha.

Entre maridos y mujeres tampoco hay demasiada conversación, el marido llega del trabajo (o de buscarlo) y cansado, se repantiga en el sillón a ver la tele, mientras su mujer está leyendo, haciendo alguna labor de la casa, o viendo igualmente la televisión o trabajando o donde sea, pero nunca se sientan todos a conversar, a exponer sus problemas, a abrir sus sentimientos a los demás miembros de la familia.

Igualmente pasa en el terreno laboral o social, solemos guardarnos todo aquello que nos preocupa, lo que nos incomoda o lo que nos asusta. Intentamos retrasar la presencia de cualquier problema hasta el final, para no tener que hablar con otras personas de forma íntima. No cogemos los problemas de frente.

Y después pasa lo que pasa.

Malentendidos, broncas, equivocaciones, rencores, explosiones de ira, y todas esas consecuencias de no haber hablado cuando era necesario hacerlo.

Por eso mi consejo para hoy es este: Hablad.

Con vuestra familia, con vuestros amigos, con vuestro jefe o vuestros empleados, razonad, dialogad, exponed lo que os pasa y después, escuchad. No hace falta que llevéis un cojín encima. Simplemente dejad hablar, tomad nota de las respuestas que vais a dar si es oportuno, y responded lo que os parezca adecuado. Enfrentad los problemas en cuanto surgen, no dejéis que lleguen a empeorar.

Si no sois capaces entre todos de llegar a eso, cojed un cojín y utilizadlo como indicador de quién puede hablar y quién no. Al principio os resultará incómodo, pero con la práctica, os parecerá algo normal.

Ahora bien, si alguno de los integrantes de la conversación es irascible y no se puede hablar con él o ella, mejor no lo intentéis. Porque no va a razonar, no os dejará hablar y siempre intentará imponer su opinión a gritos. Y con ese tipo de personas no valen cojines.

miércoles, 16 de abril de 2014

La mejor campaña

Hoy he visto una nueva campaña contra las drogas, en la que sale la foto de un emú, que es una especie de ave, y un texto que decía "Un emú no te ayudará a aprobar un examen. Las drogas tampoco."

Y yo me pregunto: ¿Qué mierda de campaña es esa? ¿Quién es el que hace esas campañas tan absurdas?

Es como otra que me encontré hace años, era una vía del tren hecha con rayas de coca, y por todas partes ponía "drogas, drogas, drogas, drogas" y luego abajo en letra pequeña decía "drogas, el único tren que no debes coger". Pero el resto del anuncio parecía una campaña para comprar drogas y ponerte hasta arriba.

Muy mal. Los publicistas de esas dos campañas no tienen ni puta idea de hacer una campaña contra las drogas. ¿Cuánto han cobrado por hacer esa mierda de anuncios?

¿Queréis ver el anuncio definitivo contra las drogas? Pues ahí va:


Si con esto ya no os dáis por enterados, mal vamos.

martes, 15 de abril de 2014

El libre albedrío

Ayer me hablaron de una situación que ya debería estar desterrada de la condición humana: el que una persona le imponga algo a otra fuera del ámbito laboral.

En una empresa existen un jefe, o jefa y unos empleados o empleadas. El jefe da a sus empleados unas instrucciones de trabajo y los empleados deben cumplir esas instrucciones. Correcto.

Pero fuera del mundo laboral, nadie es jefe de nadie, y nadie es quién para decir a otra persona lo que tiene que hacer.

Sí que es necesario dar unas pautas de comportamiento a los niños, en su educación como personas, para que hablen, piensen y actúen como es debido. Pero en lo que respecta a los adultos, nadie puede decirle a nadie cómo debe vestirse, ni dónde tiene que entrar o dónde no, ni si tiene que comprar una cosa o no, siempre que la otra persona sea responsable y consciente de sí mismo, porque ya es mayorcita para saber dónde se mete o lo que hace.

Si es el caso de un discapacitado mental o de un cleptómano, pirómano o alguien en circunstancias similares, es necesario tenerlo controlado, principalmente para que no se haga daño a sí mismo ni se lo haga a nadie.

Pero repito, en el caso del común de las personas, con una inteligencia normal, nadie puede mandar sobre nadie, ni maridos sobre esposas, ni novias sobre novios, ni hombres sobre mujeres ni viceversa.

Porque existe el libre albedrío.

El libre albedrío es la libertad de acción, el que nosotros podamos hacer lo que queramos cuando queramos. Claro que ese libre albedrío tiene unos límites, que chocan con los límites del resto de las personas.

Por lo tanto, actuemos en consecuencia, seamos libres de ir donde queramos, de hablar con quien queramos y de hacer lo que queramos, siempre y cuando esas acciones no perjudiquen a otras personas, y asímismo el resto de las personas tampoco pueden hacer cosas que puedan perjudicarnos.

Hay espacio y recursos suficientes para todos en este mundo. Compartamos la vida, y a todos nos irá mejor.

lunes, 14 de abril de 2014

Los planes que nunca salen

A lo largo de mi vida habré hecho cientos, tal vez miles de planes, de diferentes asuntos con diferentes personas o solo conmigo mismo.

No recuerdo que ninguno me saliese como tenía previsto. Por lo tanto, a partir de ahora no haré planes de ninguna clase.

A menos que algún día esté forrado de dinero. En ese caso, los planes me saldrán como a mí me dé la gana.

Así que este es mi consejo para empezar la semana:

Nunca hagáis planes. De nada. Con nadie. Porque la vida os los joderá.

A menos que esteis forrados de dinero.

jueves, 10 de abril de 2014

Sí, chef

Ayer comenzó la segunda edición de "Master Chef", así que nos quedan por delante unas cuantas semanas de tensión, nervios, sufrimientos, carreras contra reloj, lugares alucinantes que descubrir, risas, llantos, diversión, tristeza y, sobre todo, mucha cocina, buena y mala.
Celia, Churra, Cristina, Cristóbal, Daniel, Emil, Gonzalo, Jorge, Lola, Lorena, Marina, Mateo, Miguel Ángel, Milagrosa y Vicky. Ellos son los 15 aspirantes a ser el nuevo Master Chef español, tal y como lo consiguió Juan Manuel en la primera edición.
Desde un funerario hasta un biólogo molecular, pasando por un profesor de yoga, una dj, carnicera, publicista, arquitecto, camarero y hasta una técnica en radioterapia que, además, es vegana, y un celíaco. Cada uno con su personalidad, sus características, sus diferencias y sus puntos en común. Todos a la voz de "Sí, Chef", deberán realizar las pruebas que les pongan Jordi Cruz, Samantha Vallejo Nágera y Pepe Rodríguez, el jurado que será aún más duro que en el primer programa, y su nivel de exigencia más elevado.
A mí me encanta, yo me repantigaré en el sofá todos los miércoles por la noche a disfrutar de las pruebas y de los retos, aprendiendo cosas sobre la cocina que no creo que aplique nunca. Pero aprender siempre es bueno.

jueves, 3 de abril de 2014

El síndrome de Calimero

Los más jóvenes no recordaréis a Calimero, una serie de dibujos animados protagonizada por un pollito pequeñito y de color negro que siempre llevaba encima de la cabeza la mitad de la cáscara del huevo en que nació.

Hoy en día, Calimero es la más genuina representación de los ciudadanos españoles de a pie. Al igual que el pollito, vivimos con medio cuerpo fuera de nuestra casa, con riesgo permanente de desahucio, dado el bajo nivel económico de la mayoría y las deudas que se acumulan cada día más.

Tal y como le sucede a Calimero, que piensa que nadie le quiere por ser pequeñito y negro, lo cual tiene sus connotaciones racistas, nos sentimos discriminados por el gobierno, por la Unión Europea, por la gente con pasta, en definitiva, que cada vez nos quita más para llenar más sus cuentas corrientes legales y, sobre todo, ilegales.

Lo mismo que el pollito, pensamos que todo es una injusticia, pero como personas somos solidarios con los demás y les ayudamos en sus problemas siempre que podemos, tratando de ser felices en la medida de lo posible, y como el carácter de Calimero, somos inconformistas y peleamos por conseguir una vida más justa para todos.

Y al igual que el pollito, que ya ha desaparecido de la televisión, nosotros también terminaremos desapareciendo del país, yendo a buscarnos la vida fuera de él, y dejando que los políticos se queden con todo, que ya lo están haciendo, a menos que alguien cambie algo.

Y eso solo se podrá hacer en las próximas elecciones, para lo cual falta alrededor de un año. La pena es que Calimero no se presente con su propio partido. Yo le votaría.