miércoles, 10 de julio de 2013

No sé nadar

Así es, nunca he aprendido a nadar. No me gusta la playa y no suelo acercarme mucho a lagos, estanques, piscinas, ríos, riachuelos, mares, cataratas, océanos ni charcos.
Esto no quiere decir que no me guste el mar. Me gusta, me inspira, es bonito. Y probablemente me daría unos cuántos chapuzones si aprendiese a nadar. Pero no en la playa. La playa es la acumulación de personas, de calor, de gritos, de olor a comida y de guarrerías varias.
Me iría por mi cuenta a una zona apartada del mundo, cerca de una gran masa de agua en la cuál pudiese disfrutar de la natación sin agobios, y si puede ser, sin medusas ni tiburones.
Hay clases para aprender a nadar, pero no sé si tomarlas. ¿Alguna vez me será realmente imprescindible saber nadar?
Una de las cosas que pienso es que es absurdo aprender algo que no te va a servir para nada.
Por eso nunca me gustaron ciertas asignaturas del colegio como la historia o la religión...
Nunca me han servido para nada.

La Historia - El pasado ya no volverá, y dicen que es necesario conocer la historia para aprender de sus errores, pero esto es falso, porque actualmente muchas personas siguen cometiendo los mismos errores del pasado, por lo que de nada sirve conocerlo. Lo realmente importante es el futuro que queremos, y para conseguir ese futuro debemos actuar ahora, en el presente. Eso es lo único real, el ahora.

La Religión - Está bien tener unas creencias o no tenerlas, creer en una fuerza superior creadora del universo o en que todo es fruto de la casualidad. Esa es una de las grandes facultades del ser humano. La libertad de creencia e ideología. Pero no se puede imponer una creencia solo porque tú creas en ella. Se debe dejar al alumno que investigue por sí mismo, se le deben facilitar los caminos para que haga esa investigación, y para que él mismo decida en qué quiere creer. Sea el budismo, el mahometanismo, el judaismo, el cristianismo, el lamaísmo, etc. Cada religión tiene su enseñanza que hay que saber interpretar. Pero a mí, personalmente, nunca me ha servido para nada.

Por eso considero que cada persona debe encontrar su campo de actividad, aquella área en la que mejor se desenvuelva, aquel trabajo con el que se sienta más realizado, y una vez lo ha encontrado, aprender todo lo necesario para desarrollarse en él y dedicarse por entero a ello, con corazón. Sea el cine, la canción, el bricolaje, la conducción, la fontanería, la electrónica, el diseño, la música, lo que sea.

Y este es mi consejo final: descubrid vuestra pasión, aprended todo lo posible sobre ella, y tratad de ganar dinero con ella. Esa es la mejor forma de vivir, en mi sincera opinión.

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